miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cantar de Cantares Fray Luis de León




Para consuelo de impedidos y entretenimiento de convalecientes están también los versos. Los versos, todos escritos por el hombre...

«El cerco de tus muslos como ajorcas hechas por mano de oficial» Traduce Fray Luis de León el Cantar de los Cantares. Interpreta: «Desciende aquí a tantas particularidades el Espíritu Santo, que es cosa que espanta» ¿A quién espantaba, a él como religioso y hombre al mismo tiempo? Hombre, y mucho hombre, si nos regimos por las explicaciones que nos da a continuación: «El cerco de tus piernas y muslos  son como ajorca bien calzada de mano de maestro. Y esto dice por la espesura, y macicez de las piernas, que no eran flacas, sino rollizas, y bien hechas, y redondas: en tal manera que si hiciese un artífice una ajorca, o collar de muy perfecta redondez, y se lo ciñiese a las piernas, vernia muy justo, y se hinchiria todo el redondo de la carne dellas. Donde decimos, cerco, la palabra hebrea es Hamuk, que quiere decir, cerco, o redondez; y de aquí algunos entienden las coyunturas, y como goznes de la rodilla donde juega el muslo»... Y ahora viene lo mejor. Aquí descubrimos al  Fray Luis mirón: «Bien se descubre sobre los vestidos el grueso, y buen talle de los muslos, mayormente cuando la mujer va con priesa, y contra el aire»... ¡Me encanta Fray Luis!

Del Cantar de los Cantares  (Fragmento) por  Santos Jiménez. Para matar el rato

(Esposo)
¡Qué bellos tus pies en tus sandalias!
Tu ombligo taza de luna llena, y tu vientre un montón de trigo rodeado de violetas.
Tus pechos dos cabritillos saltarines y respingones.
Tu cuello torre esbelta en la que tus ojos son como lagunas a las puertas de la ciudad brillante, y tu nariz ventana en la frontera.
Tu cabeza un monte, y tu cabello el brincar del agua por las canales bermejas de los cerros.
¡Y aún así, más te embelleciste, te enmelaste y te cubriste de deleites!
Estás dispuesta como palma, y tus pechos son ahora como racimos de vid
rebelde trepadora en esa palma.
Quiero subir a la palma, cosechar sus racimos y oler tu aliento de manzana.
Todo tu olor, que es como el del mejor vino, que cuando pasa por la boca despierta los adormilados labios.
(Esposa)
Soy tuya, de tu deseo.
Ven conmigo, salgamos al campo, vivamos de nuevo en las granjas.
Nos levantaremos de madrugada para ver florecer la viña y descubrirse la uva.
Allí, bajo el granado, te daré mis amores.
Las olorosas mandrágoras, y todos los dulces frutos nuevos y viejos, que todos los tuve guardados dentro de mis puertas para ti...


Que el Espíritu Santo me perdone, pero yo veo lo que veo y siento lo que siento. Y que sean condescendientes también Juan de Yepes y por supuesto Fray Luis. A ver, la explicación simbólica, alegórica, paraboloide elíptica se entienden. Tal vez sea que uno, no obstante, solo llega a donde llega.
Por cierto a Fray Luis de León y a San Juan de la cruz «cárcel les dieron las Españas», el Espíritu Santo no puede sufrir ergástula, su inmaterialidad le salva. O sus alas de paloma tripolina. 

                                Santos Jiménez 12/12/12  Hecho polvo. Y junto al fuego



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