Para consuelo de impedidos y
entretenimiento de convalecientes están también los versos. Los versos, todos
escritos por el hombre...
«El cerco de tus muslos como
ajorcas hechas por mano de oficial» Traduce Fray Luis de León el Cantar de los
Cantares. Interpreta: «Desciende aquí a tantas particularidades el Espíritu
Santo, que es cosa que espanta» ¿A quién espantaba, a él como religioso y
hombre al mismo tiempo? Hombre, y mucho hombre, si nos regimos por las
explicaciones que nos da a continuación: «El cerco de tus piernas y muslos son como ajorca bien calzada de mano de
maestro. Y esto dice por la espesura, y macicez de las piernas, que no eran
flacas, sino rollizas, y bien hechas, y redondas: en tal manera que si hiciese
un artífice una ajorca, o collar de muy perfecta redondez, y se lo ciñiese a
las piernas, vernia muy justo, y se hinchiria todo el redondo de la carne
dellas. Donde decimos, cerco, la palabra hebrea es Hamuk, que quiere decir,
cerco, o redondez; y de aquí algunos entienden las coyunturas, y como goznes de
la rodilla donde juega el muslo»... Y ahora viene lo mejor. Aquí descubrimos
al Fray Luis mirón: «Bien se
descubre sobre los vestidos el grueso, y buen talle de los muslos, mayormente
cuando la mujer va con priesa, y contra el aire»... ¡Me encanta Fray Luis!
Del Cantar de los Cantares (Fragmento) por Santos Jiménez. Para matar el rato
(Esposo)
¡Qué bellos tus pies en tus
sandalias!
Tu ombligo taza de luna llena, y tu
vientre un montón de trigo rodeado de violetas.
Tus pechos dos cabritillos
saltarines y respingones.
Tu cuello torre esbelta en la que
tus ojos son como lagunas a las puertas de la ciudad brillante, y tu nariz
ventana en la frontera.
Tu cabeza un monte, y tu cabello el
brincar del agua por las canales bermejas de los cerros.
¡Y aún así, más te embelleciste, te
enmelaste y te cubriste de deleites!
Estás dispuesta como palma, y tus
pechos son ahora como racimos de vid
rebelde trepadora en esa palma.
Quiero subir a la palma, cosechar
sus racimos y oler tu aliento de manzana.
Todo tu olor, que es como el del
mejor vino, que cuando pasa por la boca despierta los adormilados labios.
(Esposa)
Soy tuya, de tu deseo.
Ven conmigo, salgamos al campo,
vivamos de nuevo en las granjas.
Nos levantaremos de madrugada para
ver florecer la viña y descubrirse la uva.
Allí, bajo el granado, te daré mis
amores.
Las olorosas mandrágoras, y todos
los dulces frutos nuevos y viejos, que todos los tuve guardados dentro de mis
puertas para ti...
Que el Espíritu Santo me perdone,
pero yo veo lo que veo y siento lo que siento. Y que sean condescendientes también Juan de Yepes y por
supuesto Fray Luis. A ver, la explicación simbólica, alegórica, paraboloide
elíptica se entienden. Tal vez sea que uno, no obstante, solo llega a donde
llega.
Por cierto a Fray Luis de León y a
San Juan de la cruz «cárcel les dieron las Españas», el Espíritu Santo no puede
sufrir ergástula, su inmaterialidad le salva. O sus alas de paloma
tripolina.
Santos
Jiménez 12/12/12 Hecho polvo. Y
junto al fuego